La duración del embarazo se
considera normal cuando el parto se produce entre las semanas 37 y 42 (“parto a
término”). Cuando el niño nace antes de las 37 semanas se le llama “prematuro o
pretérmino". Representa de un 8% a un 12%
de todos los nacimientos.
A menudo, la causa de un
parto prematuro se desconoce y es algo que la madre no puede controlar.
Los partos prematuros a
veces están provocados por afecciones médicas de la madre o factores de su
estilo de vida durante el embarazo, como padecer diabetes mellitus,
hipertensión, problemas renales o cardíacos, una infección (sobre todo las que
afectan a las membranas amnióticas y al aparato genital y urinario), no haberse
alimentado bien durante el embarazo, o los sangrados provocados por una
posición anómala de la placenta.
Asimismo, los partos
prematuros pueden obedecer a anomalías estructurales, al hecho de forzar
demasiado el útero por llevar más de un feto (mellizos, trillizos, o más) o al
consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales durante el embarazo.
Los partos prematuros son
más frecuentes en las mujeres menores de 19 años o mayores de 40, y en las que
ya han tenido un parto prematuro previamente. No obstante, cualquier mujer
puede tener un parto prematuro, y muchas madres de bebés prematuros carecen de
factores causantes conocidos.
El niño prematuro nace con
una “inmadurez” de sus órganos y sistemas (respiración, control de temperatura,
digestión, metabolismo, etc.) esto le hace más vulnerable a las enfermedades y
más sensible a los agentes externos (luz, ruido, etc.).
Es posible que un niño nazca
a las 40 semanas con un peso igual al de un niño prematuro de 32 semanas, son
los pequeños con relación a su edad gestacional. No todos los niños prematuros
van a presentar los mismos problemas.
Por debajo de 35 semanas
necesitan apoyo adicional para sobrevivir fuera del útero materno ya que es
importante conocer que el bebé experimenta su mayor crecimiento en las últimas
8 semanas de embarazo. En las primeras 32
semanas se adquiere 1/3 del peso total y en las últimas 8 semanas los
2/3 restantes. Lo mismo ocurre con la maduración de los órganos fetales, siendo
necesarias las últimas 8 semanas de la gestación, para completar la maduración
de todos los sistemas fetales para garantizar su autonomía extrauterina.Cuanto
más pequeño e inmaduro, mayores son los riesgos de enfermedades del bebé. Los
sistemas respiratorio, nervioso, digestivo, renal, inmunológico y la visión
pueden estar comprometidos.
Como los bebés prematuros
tienen muchas necesidades especiales, deben recibir cuidados médicos diferentes
que los bebés a término. Por este motivo, suelen pasar la primera etapa de la
vida extrauterina en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN). Hay
que tener en cuenta que la gravedad de los problemas esta en relación a la edad
gestacional (duración de la gestación en semanas). En
función de su edad gestacional, estos bebés se clasifican como:
- Extremadamente prematuros, cuando el
embarazo ha durado menos de 28 semanas.
- Muy prematuros,
cuando los bebés pesan 1,5 kilos o menos y su edad gestacional es inferior
o igual a 32 semanas
- Prematuros tardíos,
cuando pesan entre 1,5 y 2,5 kilos, y su tiempo de gestación oscila entre
33 y 36 semanas.
Aunque la tasa de
supervivencia de estos bebés se ha elevado de forma sustancial en los últimos
años gracias a los avances en los cuidados neonatales, esta es una de las circunstancias que determinan
más morbilidad infantil. De este modo, requiere por parte de los
progenitores y especialistas de la salud un soporte asistencial especial, una
atención que, en algunos casos, debe ser continuada desde el periodo neonatal
inmediato y a lo largo de toda su vida.
La UCIN está diseñada para
proporcionar a los bebés prematuros una atmósfera que les limite el estrés y
que satisfaga sus necesidades básicas de calor, nutrición y protección para
asegurarles un crecimiento y desarrollo adecuados.
Gracias a la gran cantidad
de avances recientes en medicina neonatal, más del 90% de los bebés prematuros
que pesan 800 gramos o más (un poco menos de dos libras) sobreviven. Los que
pesan más de 500 gramos (un poco más de una libra) tienen más del 60% de
probabilidades de sobrevivir, aunque las probabilidades de que sufran
complicaciones son mayores.
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¿Cómo es el aspecto de un bebé prematuro?
El aspecto físico de los bebés prematuros es característico. Presentan una cabeza grande, desproporcionada con respecto a las extremidades, tienen una piel muy fina y brillante que transparenta las venas y arterias superficiales, la masa muscular es pobre, con las palmas de las manos y plantas de los pies enrojecidos y con pocos surcos. Los genitales están poco desarrollados con los testículos todavía sin descender hacia el escroto y en las niñas, los labios mayores no cubren a los menores.
Los bebés prematuros carecen
de la grasa corporal necesaria para mantener la temperatura corporal, incluso
aunque estén bien abrigados con mantas. Por este motivo, se utilizan
incubadoras o calentadores radiantes para mantener su temperatura en la UCIN.
El hecho de mantener la temperatura de los bebés dentro de los márgenes de la
normalidad les ayudará a crecer más deprisa.
La leche materna es una
excelente fuente nutricional, pero los bebés prematuros son demasiado inmaduros
para alimentarse directamente del pecho de la madre o del biberón hasta que
tienen una edad gestacional de entre 32 y 34 semanas. La mayoría de bebés
prematuros tienen que alimentarse muy lentamente debido al riesgo de
desarrollar una infección intestinal exclusivamente propia de los bebés
prematuros denominada enterocolitis
necrosante. La madre se puede extraer leche para que se la administren
después al bebé mediante una sonda, es decir, un tubito que se introduce por la
boca o la nariz del bebé y le llega hasta el estómago.
La leche materna tiene
ventajas sobre la leche artificial porque contiene proteínas que ayudan a
luchar contra las infecciones y favorece el crecimiento. A veces la leche
materna (o la leche artificial si la madre no desea o no puede dar el pecho al
bebé) se enriquece con suplementos especiales, porque los bebés prematuros
tienen mayores necesidades de vitaminas y minerales que los bebés a término.
RIESGOS MÁS FRECUENTES
Síndrome
de la Membrana hialina
El sistema respiratorio es
uno de los más afectados. Los pulmones, para poder funcionar correctamente y
realizar el intercambio de oxígeno hacia los tejidos del bebé, necesitan una
sustancia llamada surfactante, que impide el colapso de los alvéolos
pulmonares. El bebé prematuro tiene poco surfactante y esto le
impide llenar sus pulmones con el aire ambiental. A este problema se lo
denomina síndrome de membrana hialina. Básicamente el bebé no puede expandir
sus pulmones y respirar por sí solo. Se le debe administrar surfactante
artificial y soporte respiratorio con aparatos especiales.
Hiperbilirrubinemia
Una afección habitual y
tratable de los bebés prematuros es la hiperbilirrubinemia, que afecta al 80%
de los bebés prematuros. Los bebés con hiperbilirrubinemia tienen
concentraciones elevadas de bilirrubina, un compuesto que se
produce como resultado de la descomposición natural de la sangre. Las
concentraciones elevadas de bilirrubina hacen que los bebés desarrollen
ictericia, una tonalidad amarillenta en la piel y la esclerótica de los ojos.
Aunque una ictericia leve es
bastante frecuente incluso en bebés a término (la presentan en torno al 60%),
es mucho más habitual en los bebés prematuros. Las concentraciones de
bilirrubina extremadamente elevadas pueden provocar lesiones cerebrales, motivo
por el cual se supervisa atentamente la ictericia en los bebés prematuros para
poderla tratar rápidamente, antes de que la bilirrubina alcance concentraciones
peligrosas. Los bebés con ictericia se colocan debajo de unas lámparas
especiales que proyectan una luz azulada que ayuda al organismo a eliminar la
bilirrubina. En contadas ocasiones, la ictericia grave se tiene que tratar mediante
transfusiones de recambio de sangre.
Apnea
La apnea es otro problema
habitual en los bebés prematuros. Durante una apnea, el bebé deja de respirar,
su frecuencia cardiaca disminuye y la piel se le puede poner pálida, amoratada
o azul. La apnea suele estar provocada por la inmadurez del área del cerebro
que controla el impulso de respirar. Casi todos los bebés que nacen con 30
semanas de gestación o menos tendrán algún episodio de apnea. Las apneas se
vuelven menos frecuentes con la edad.
En la UCIN, se controla con
monitores a todos los bebés prematuros para detectar apnea. El tratamiento de
un episodio de apnea puede ser tan sencillo como estimular suavemente al bebé
para que vuelva a respirar. De todos modos, cuando las crisis de apnea son
frecuentes, el bebé puede requerir medicación (mayoritariamente cafeína) y/o un
dispositivo nasal especial que le insufla constantemente una corriente de aire
en las vías respiratorias para mantenérselas abiertas.
Anemia
Muchos bebés prematuros
carecen de un número suficiente de glóbulos rojos para transportar oxígeno a
todas las células del cuerpo. Esta complicación, denominada anemia, es fácil de
diagnosticar con pruebas de laboratorio. Estas pruebas determinan la gravedad
de la anemia y la cantidad de nuevos glóbulos rojos que fabrica el bebé.
Los bebés prematuros pueden
desarrollar anemia por diversas razones. En las primeras semanas de vida, los
bebés no fabrican muchos glóbulos rojos nuevos. Asimismo, los glóbulos rojos de
un bebé tienen una vida más corta que los de un adulto. Y las frecuentes
muestras de sangre que se deben ir tomando para realizar todas las pruebas de
laboratorio dificultan la reposición de los glóbulos rojos. Algunos bebés
prematuros, especialmente los que pesan menos de 1.000 gramos, requieren transfusiones
de glóbulos rojos.
Hipotensión arterial
La hipotensión arterial es
una complicación relativamente habitual que puede ocurrir poco después del
nacimiento. Puede obedecer a una infección, a una pérdida importante de sangre
o fluido o a los medicamentos administrados a la madre antes del parto. La
hipotensión arterial se trata incrementando el aporte de líquidos o con
medicamentos. Los bebés que padecen hipotensión arterial porque han perdido
sangre es posible que necesiten transfusiones.
Displasia broncopulmonar
La displasia broncopulmonar,
o enfermedad pulmonar crónica, es un problema pulmonar frecuente en los bebés
prematuros, sobre todo en los que nacen con menos de 1.000 gramos (2'2 libras).
El mecanismo exacto de esta enfermedad todavía no está claro, pero la
prematuridad extrema, el síndrome de dificultad respiratoria neonatal grave,
las infecciones previas y posteriores al nacimiento y el uso prolongado de
oxígeno o de un respirador (ambos necesarios para tratar una enfermedad pulmonar)
son factores que desempeñen un papel importante en el desarrollo de la
displasia broncopulmonar.
Los bebés prematuros que
padecen esta afección se suelen tratar con medicación y oxígeno. Los pulmones
de estos bebés suelen mejorar durante los dos primeros años de vida, pero
muchos de ellos siguen presentando síntomas de tipo asmático.
Infecciones
Las infecciones son una
grave amenaza para los bebés prematuros ya que son menos capaces que los bebés
a término de luchar contra gérmenes que pueden provocar enfermedades graves. La
infección puede habérsela transmitido la madre antes, durante o después del
parto o bien proceder de otras fuentes. Prácticamente todas las partes del
cuerpo de un bebé prematuro se pueden infectar. Reducir el riesgo de infección
es el motivo de que en la UCIN sea necesario lavarse las manos tan
frecuentemente.
Las infecciones bacterianas
se tratan con antibióticos. Para tratar infecciones víricas y fúngicas, se
recetan otros medicamentos.
Conducto arterioso
persistente
El conducto arterioso es
un vaso sanguíneo que desempeña un papel básico en la circulación fetal, al
evitar que la sangre pase por los pulmones, ya que el oxígeno de la sangre
fetal procede de la madre, no del aire inspirado.
En los bebés a término, el
conducto arterial se cierra nada más nacer, pero en los bebés prematuros suele
permanecer abierto. Cuando ocurre esto, se produce un exceso de irrigación
sanguínea en los pulmones que puede provocar dificultades respiratorias y a
veces insuficiencia cardiaca.
El conducto arterioso
persistente se suele tratar con un medicamento denominado indometacina o con
ibuprofeno, fármacos que permiten cerrar eficazmente el conducto arterioso en
más del 80% de los bebés medicados. No obstante, si la medicación no resulta
eficaz, puede ser necesario intervenir al bebé quirúrgicamente para cerrar el
conducto.
Retinopatía del prematuro
Los ojos de los bebés
prematuros son especialmente susceptibles a sufrir lesiones tras el nacimiento.
Una complicación grave es la retinopatía del prematuro, que es un crecimiento
anómalo de los vasos sanguíneos en el ojo del bebé. Aproximadamente el 7% de
los bebés con un peso natal de 1.250 gramos o menos (2'75 libras) desarrollan
retinopatías, y las lesiones resultantes pueden ir de leves (necesidad de llevar
gafas) a graves (ceguera).
La causa de la retinopatía
del prematuro se desconoce. Aunque antes se creía que la principal causa era un
exceso de oxígeno, investigaciones posteriores han mostrado que los niveles de
oxígeno (sean excesivos o insuficientes) solo son un factor contribuyente en el
desarrollo de la retinopatía del prematuro. A todos los bebés prematuros se les
examinan los ojos en la UCIN para determinar si padecen esta afección.
SECUELAS DURANTE LOS DOS
PRIMEROS AÑOS DE VIDA
Durante los primeros años de
vida del niño prematuro, pueden desarrollarse distintas afecciones relacionadas
con su prematuridad. Estas secuelas son difíciles de diagnosticar en el momento
de su nacimiento.
- Secuelas
graves: parálisis cerebral, retraso del desarrollo medio
o profundo, o ceguera bilateral.
- Secuelas
medias: parálisis cerebral (pero con posibilidad de
adquisición de la marcha) y sordera central.
- Secuelas leves: retraso del desarrollo ligero, alteraciones motoras leves, deficiencia visual, epilepsia y mayor riesgo de padecer otitis.
A partir de los 6 o 7 años pueden detectarse distintas secuelas de prematuridad en los niños que, hasta entonces, habían tenido una evolución en apariencia normal, tanto desde el punto de vista neurológico como el pediátrico. Estas secuelas están relacionadas generalmente con aspectos concernientes al desarrollo intelectual y alteraciones de aprendizaje, pero con una adecuada intervención, pueden evitarse o mejorarse. Algunas de las más frecuentes son las siguientes:
- Trastornos instrumentales que afectan a la grafo motricidad.
- Probabilidad de padecer déficit de atención.
- Dificultades del lenguaje o de la memoria.
- Dificultad en los aprendizajes escolares.
- Trastornos de comportamiento como inestabilidad o hiperactividad.
- Conducta social pobre, agresiva o baja autoestima y tendencia al aislamiento.
El Método Madre Canguro
www.el-carabobeno.com/salud/articulo/42223/los-beneficios-del-quotmtodo-canguroquot-para-bebs-prematuros |
Es una técnica originada en Colombia con grandes beneficios
para los bebés prematuros. Está inspirada en los marsupiales que nacen
inmaduros y continúan su crecimiento fuera del útero, a resguardo de la madre,
hasta que están preparados para integrarse a su medio.
Consiste en colocar al bebé
en el pecho desnudo de la madre favoreciendo el contacto piel con piel entre
ambos. Ella (o el padre, quien también puede practicar el método) permanece
sentada o semi-sentada arropando al bebé el mayor tiempo posible.
El método Madre Canguro ha
conseguido demostrar ser una técnica muy eficaz en el tratamiento de los bebés
prematuros, por lo que se recomienda cada vez más en las unidades de cuidados
intensivos neonatales como complemento de la incubadora y también en casa.
¿Cómo se debe preparar el
hogar para recibirlo?
En casa hay que extremar las
medidas de higiene, evitar cambios bruscos de temperatura, vigilar la
alimentación y el peso y además evitar el contacto con mucha gente, que puede
ser portadora de gérmenes que afecten al bebé.
¿Cómo
se determina la edad del bebé prematuro?
A los bebés prematuros
se les dan dos edades: la edad cronológica y la edad corregida.
La
edad cronológica es la edad del bebé que se calcula a partir de la fecha de su
nacimiento. Es la edad que normalmente uno menciona en conversaciones y la edad
que se anotará en los documentos escolares del niño, la licencia de conducir,
etc. Está perfectamente correcto usar la edad cronológica al hablar del niño
con amigos y familiares, al llenar documentos y en situaciones similares.
Pero
la edad cronológica puede ser engañosa. Si el bebé nació meses antes de la
fecha prevista, no tuvo tiempo de terminar de desarrollarse en el vientre
materno. Los bebés prematuros normalmente son más pequeños que los bebés a
término y crecen más lento. Puede resultar difícil juzgar si el bebé prematuro
está creciendo adecuadamente. Por ejemplo, un bebé nacido a las 26 semanas no
está tan desarrollado como un bebé nacido a las 40 semanas. Aunque esos dos
bebés tengan la misma fecha de nacimiento, no crecerán ni se desarrollarán al
mismo ritmo. Al bebé prematuro puede llevarle mucho más tiempo aprender a
sentarse o aumentar de peso que al bebé nacido a las 40 semanas aunque ambos
sean sanos y crezcan al ritmo adecuado. Los profesionales de la salud deben
saber que el bebé nació prematuramente antes de dar consejos sobre el
crecimiento y desarrollo del niño.
La
edad corregida (CA) se basa en la edad que el niño tendría si hubiera nacido en
la fecha prevista de parto. Si el bebé debió haber nacido el 1° de junio, su
edad corregida el 1° de septiembre sería 3 meses aunque haya nacido en abril.
La edad corregida no es útil para un bebé nacido sólo unos días o semanas antes
porque se considera que ha nacido cerca de la fecha prevista. La edad corregida
también se conoce como edad gestacional corregida.
Para
calcular la edad corregida del bebé:
- Comienza con
la edad cronológica basándote en la fecha de nacimiento.
- Calcula
cuántas semanas o meses antes nació el bebé.
- Usa esta
fórmula:
(Edad
cronológica en semanas/meses) – (núm. de semanas/meses de prematuridad) = edad
corregida
Si
tu bebé nació hace 8 meses hoy, pero nació 2 meses antes de tiempo, su edad
corregida sería 8-2 = 6 meses.
Sea
cual fuere la edad que uses, el cumpleaños del bebé será siempre el día en que
diste a luz. No hay un momento establecido en el que dejar de usar la edad
corregida y comenzar a usar la edad cronológica. La mayoría de los
profesionales de salud usan la edad corregida durante los primeros dos años.
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