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La alergia a la leche ocurre cuando el sistema inmunitario interpreta equivocadamente que la proteína de la leche es una sustancia peligrosa, contra la que se debe defender el organismo.
La alergia a la leche la pueden padecer personas de todas la edades, aunque se trata de un tipo de alergia que abunda más en los lactantes (la padecen entre el 2% y el 3%), aunque la mayoría de ellos la supera con la edad, cuando el niño tiene entre 3 y 5 años.
Muchos de los niños que son alérgicos a la leche de vaca también reaccionan a la leche de cabra y a la de oveja, y algunos también son alérgicos a la proteína de la leche de soja.
Los lactantes amamantados son menos proclives a desarrollar una alergia a la leche que los alimentados con leche artificial. Los investigadores no acaban de entender por qué algunos desarrollan este tipo de alergia y otros no, aunque se cree que en muchos casos la alergia tiene un importante componente genético.
Los síntomas de alergia a la leche incluyen:
Si a tu bebé le diagnostican alergia a la proteína de la leche de vaca y :
Controlar la alergia a la proteína de la leche de vaca supone eliminar todo tipo de leches de vaca de la alimentación del bebé. Esto implica acostumbrarte a leer todas las etiquetas e ingredientes de cada alimento, ya que puede estar presente donde menos te lo imaginas.
La alergia a la leche no es lo mismo que la intolerancia a la lactosa. Esta afección, que consiste en la incapacidad para digerir el azúcar lactosa que contiene la leche, es muy poco frecuente en los lactantes y mucho más frecuente en los niños mayores y los adultos.
Mientras que la alergia a la leche supone una reacción inmune a una o más de las proteínas presentes en la leche, una intolerancia no afecta al sistema inmunitario. Esta surge de la incapacidad de digerir ciertas sustancias de la leche.
La intolerancia a la lactosa es extremadamente rara en los bebés. Entre un 5 y un 15% de personas de raza caucásica y mas del 80% de personas de ascendencia africana y asiática desarrollan con el tiempo intolerancia a la lactosa, pero los síntomas no empiezan por lo general hasta finales de la niñez o comienzos de la edad adulta.
Otra afección transitoria que es común en las primeras semanas de vida y puede llegar a persistir durante varios meses es lo que se conoce como deficiencia funcional de lactasa. El bebé tiene deposiciones muy acuosas y muchos gases pero por lo demás esta sano. Esto quiere decir que aún es demasiado pronto para que el bebé digiera correctamente la leche como alimento. A medida que el bebé crece y aumenta de peso la deficiencia funcional de lactasa se irá reduciendo y será conveniente volver a introducir la leche en su dieta.